Cuentan que en la Azacualpa, en la época de los viejos de antes, era un lugar donde se creía en las cosas extrañas, magia, monstruos,Angeles divinos, demonios, brujos en fin. . .
Una noche mi papá se sentó a contarnos la historia de un amigo de la familia, bueno, amigo a la fuerza porque estaba enamorado de una de las sobrinas de mi tatarabuelo, su nombre era Don Diego el Duende
Según ellos, en esos tiempos de los 1800, por la Azacualpa vivía o los visitaba un duende a quien mi familia le llamaba “Don Diego”. Cuando llegaba a la finca, se mecía en el yagual, desbarataba toda la cocina cuando no le gustaba el olor, correteaba las gallinas…. Ahh!! a los gallos los sacaba aporreados porque no le gustaba que anunciaran la llegada de la mañana, que era cuando el, al igual que los otros espíritus, tenían que desistir de sus intervenciones espirituales.
Bueno, resulta que Don Diego era un enamorado de las cipotas, y mucho le fascinaban las bustosas,. Cuando encontraba una que le gustaba, la perseguía interminablemente tocándola toda y era una verdadera plaga para las pobres cipotas, que, según él, las hacía sus novias.
Ellas no podían hablar con ningún muchacho porque les daba una paliza de guardia y tenían que aguantarlo hasta que, o se aburría, o encontraba otro amor de preferencia mas bultoso.
Una tarde llegó papá Matildo y al cruzar por la cocina arriba del poyetón se mecía el yagual como columpio y se oía cantar en jerigonza, entonces dijo:
– Buenas tardes Don Diego. Qué contento anda hoy!-
= Ayy!!! Matildo, hoy vengo del otro cantón y me encontré una cipota pero chula, y mira! bien saludable!!=
y el yagual meciéndose,. Entonces le dijo don Matildo
– Y quieres a esa cipota?-
=No tienes idea de cómo estoy de enamorado=
Y comenzó a tocar la guitarra y a cantar su jerigonza de siempre. Ellos, ya acostumbrados, no le ponían atención alguna.
Hasta lo extrañaban cuando se desaparecía a visitar los otros cantones buscando amor, según él decía.
Una tarde llegó a vivir a la finca una de las sobrinas de la mamá Juana, y, pues, se quedó un tiempo con ellos.
Una tarde estaban por comer cuando se comenzó a mecer el yagual y se escuchaban los cantos de Don Diego,. Sentados ellos a la mesa, llamaron a Rosa, la sobrina, para que fuera a comer. Don Diego continuaba meciéndose en el yagual cuando al aparecer la pobre cipota lista y vestida para comer, dijo:
– Aqui estoy mamá Juana! –
El yagual se detuvo, la guitarra se cayó al suelo!!, todos los trastos volaron por todo el poyetón y la olla de frijoles se derramó en el fogón!.
Para entonces la pobre cipota se había quedado paralizada al ver todo lo que ocurría en la cocina, cuando escuchó:
– MATILDO!!! –
– Y esta flor de amores de dónde la has sacado?? –
A todo esto, al pobre Matildo se le cayó la tortilla de la boca poniendo una piel de gallina al ver que Don Diego estaba por mudarse a su casa como yerno y ya no como visitante forastero. Mamá Juana se cayó de la silla del susto del desparpajo que estaba ocurriendo en su propia casa que solo se lo contaban que pasaba cuando Don Diego se enamoraba de las pobres muchachas.
A todo esto, la joven sintió cómo la tocaban y la fuerte respiración del espíritu de Don Diego por toda su cara y cuello.
De un brinco se lanzó a encerrarse a la habitación de ella poniéndole candado, una silla como cuña y se metió dentro del ropero pensando que asi no la iba a encontrar el enamorado empedernido.
Ya dentro del roperón ella se cubrió con una sábana cuando escuchó:
– Mi amor, asi me gustas mas!! los dos solitos acá nadie nos molesta!! –
La pobrecita salió como si fuera el fin del mundo y corrió de nuevo al comedor de la casa junto a los dos tíos-abuelos abrazándose a la mamá Juana cuando Don Diego le dijo:
– Juanita dame a tu nieta que está chula, mírala…. mírala!! –
– me quiero casar con ella, quiero que sea solo mia! –
A todo esto el pobre Matildo no tenía idea de cómo arreglar ese problema, porque si la regresaba la iba a perseguir, entonces Matildo le dijo con voz determinante y temblando como terremoto de la aflicción y terror de lo que podría pasar si se enojaba Don Diego.
– DON DIEGO!!! –
– No sea asi con mi sobrina –
– Téngale respeto a mi familia mi amigo!! –
Entonces se detuvieron todos esos ruidos y un silencio tenebroso se hizo cuando se escuchó
– Perdóname Matildito!! pero estoy perdidamente enamorado de tu nieta, de esa rosita bonita que me has traído a regalar como amigo y que se mira bien. Mira esa rosecita preciosa –
= Respete mi casa =
= Mire cómo me tiró toda la cocina!!, me arruinó el polletón y me derramó los frijoles =
Luego, un silencio total y ya entrada la noche Don Diego dijo:
– Bueno, entonces regreso después que cante el gallo –
– Regreso mañana para arreglarnos con mi rosecita bonita, con el amor de toda mi existencia. No te preocupes belleza de los prados, serás mia por siempre!! –
Cuando sintió la pobre cipota cómo se le apretaba el pecho dando un salto al otro lado de la mesa gritó:
– Ayúdenme!! me estoy volviendo loca con este duende!!! –
= Mira Matildo cómo se emociona de mi esta chulada de mujer =
dijo don Diego.
Luego se escuchó cómo se iba de la casa cantando de felicidad….
A todo esto, la mamá Juana le decía a la pobre Rosa
– Ese duende verde!! cómo es que se vino a enamorar de vos mija, pero lo vamos a sacar, verás!! –
Don Matildo les dijo entonces:
– Mujer de qué locuras estás hablando!! …. ese espíritu ya bravo nos corre de esta casa –
= Bueno, yo me averiguo mañana. Mientras, vos mi niña no me sales del cuarto para nada!!!, dijo mama Juana.
Al día siguiente muy temprano, se fue para el cantón vecino donde Don Diego había perseguido a otras jovencitas y al llegar
– Buenos días-
= Buenos días niña Juana!!,. Qué le trae por acá?? =
Con la mirada triste la mamá Juana le dijo
-Ayy niña Angelita, fíjese que Don Diego se enamoró de mi sobrinita!! –
= AYY DIOS MIO!! =
= Ese duende verde, ya ve!! por eso siempre le dije a Matildo que no anduviera de amigo con el, y usted como dejó que eso pasara!! =
– No señora, si él nunca nos había dado problemas hasta que llegó mi nieta. Y como está bien grande y chulita, el duende loco se enamoró de ella!! –
– Después de eso es más fácil dejarlo en paz. Solo llega a mecerse al yagual y a tocar la guitarra de Matildo y se desaparece por mucho tiempo –
Entonces Doña Angelita le dijo
= Yo por eso no tengo ni yagual ni poyetón grande =
= Mire niña, con mi hija le sufrimos como no tiene idea. Ella no podía salir ni a la calle porque si le hablaba algún cipote lo pescaba del buche y lo arrastraba… Es un espíritu tan celoso que… ayy señor, ya ni acordarme quiero!!… Bueno, mire, la única manera de cómo se lo puede quitar de encima es que cuando vaya al escusado a sus necesidades, se lleve unas tortillas y se las coma sentada en el “cien”. Entonces él se va a ofender porque es un espiritu muy asqueroso! y la va a dejar,… Aunque puede enojarse y pegarle una penquiada, pero es la única manera =
Ya teniendo la supuesta solución, mamá Juana se regresó a su casa para darle a Rosa la única manera de cómo se podían deshacer de este espíritu.
Los días pasaron y Don Diego no aparecía…. Cuando una tarde, ya cayendo el sol, el yagual comenzó a mecerse otra vez y se escuchaba ese canto en jerigonza de Don Diego. Entonces, le dijo a mamá Juana
– Juanitaaa!! dónde tienes esa preciosa Rosa de mi corazón!? –
= Está indispuesta Don Diego, está descansando y no se siente bien!! =
Le contesto mama Juana.
– Bueno Juanita, déjala que descanse entonces –
dijo don Diego mesindose aun mas fuerte y siguio cantando segun el.
La mamá Juana se fue al cuarto de ella y le dijo
– Mija!! mija!! allí está Don Diego. Antes que oscuresca del todo y se impaciente, vete al escusado para que te lo quites de encima –
Dándole entonces la mamá Juana unas tortillas recién hechas,.
Obedientemente se levantó y comenzó a caminar para el patio cuando sintió que le levantaron el vestido y escuchó:
– Ayy Rosita!! flor de mi jardín! Te he estado esperando toda la tarde a que salgas…. para dónde vas?? –
= Tengo que salir afuera un rato mi duendecito!! =
– Te acompaño mi corazón eterno!! cuidaré tu caminito,. Y asi Rosa se fue al servicio y se sentó y comenzó a comer las tortillas dejando la puerta medio abierta para que a Don Diego le consumiera la tentación y abriera del todo la puerta, y exactamente asi fue
– Mujer cochina!!! –
– Asquerosa! ya no te quiero como antes!!! –
Pasando eso, la pobrecita sintió una paliza como de macho quedando toda golpeada por unos momentos y se desapareció el duende gritando grocerías de ellas… Al fin se había desecho de ese espíritu enamorado de ella… A los días Rosa decidió mejor regresarse para San Silvestre Armenia y sus queridos abuelos le ayudaron a cargar la carreta con sus cosas y tomaron camino a casa.
Como a la hora de camino, Rosa le gritó a mamá Juana
– MAMÁ JUANA!! – SE ME OLVIDÓ LA BASINICA!!! –
y en una de las esquinas de la carreta se escuchó:
– AQUI LA LLEVO YO!!! – dijo el empedernido enamorado de Don Diego que seguía perdidamente enamorado de Rosita…..